Carmen Herrera’s Blanco y Verde

Herrera, who left her native Cuba for New York City in 1939, is known for her crisp, geometric canvases produced during and after a productive five-year sojourn in Paris (1948–53). Even though Herrera felt excluded from the commercial art scene, she interacted with fellow American artists Barnett Newman and Leon Polk Smith, who were also creating geometric works. In Blanco y Verde, Herrera constructed a series of pressure points where green triangles meet the edge of the canvases, or butt up against each other to create an even larger triangular form that opens up pictorial space. The result is a dynamic work that invites viewers to decipher the shifting relationships between color and form.

Herrera, quien partió de su Cuba natal hacia Nueva York en 1939, es conocida por sus nítidos lienzos geométricos producidos durante y después de una productiva estadía de cinco años en París (1948-1953). Aunque Herrera se sentía excluida del ámbito del arte comercial, interactuó con sus colegas, los artistas estadounidenses Barnett Newman y Leon Polk Smith, que también estaban creando obras geométricas. En Blanco y Verde, Herrera construyó una serie de puntos de presión donde la punta de los triángulos verdes toca los bordes de las telas, topándose entre sí hasta crear una forma triangular aun mayor que abre el espacio pictórico. El resultado es una obra dinámica que invita a los espectadores a descifrar las relaciones cambiantes entre color y forma.